miércoles, 24 de octubre de 2012
domingo, 7 de octubre de 2012
A mi oculista cubana.

Por Manuel da Roura .
Érase una mujer de bata blanca
Espigada
elegante y muy bonita,
Oftalmóloga la
nombran los que saben
y en lenguaje
popular es oculista.
Érase mi llegada
al consultorio:
los saludos de
rigor, el ¡buenos días!
¿Cómo está señor
Manuel? ¿Cómo le va?
Acomódese aquí
en esta silla,
Tápese el ojo
izquierdo con la mano
para que lea con
el otro las letricas.
Y si puede,
señor Manuel, si las distingue,
dígame también
las pequeñitas.
La doctora de
quien estoy hablando,
después de pasar
su vista por mi vista,
me pone en la
cabeza un aparato
que , a veces,
en la frente me lastima.
Una luz
brillante como un faro
reverbera
molestosa en la pupila,
y un zigzag de
intromisión invade el ojo,
iris,
esclerótica y retina.
Cuando la
doctora, minuciosamente,
da por terminada
la revista,
empuña con su
mano vigorosa
el plateado
acero de las pinzas
y atenazando un
pelo majadero,
que en el
párpado mayor se interioriza,
con un solo
tirón, ¡con uno solo!,
afronta el
pestañeo y me lo quita.
( Manuel Silva Fernández,
desde Caracas, Venezuela)
desde Caracas, Venezuela)
domingo, 30 de septiembre de 2012
Metido en donde se hacen los milagros.

Por Manuel da Roura.
Feria del mar en Vigo.
Corría el año de 1943 o 1944, cosa que mi memoria, harto
disminuida, no puede fijar, se celebró en Vigo la “Feria del Mar”. No sé si
anterior o posteriormente se dieron en esa ciudad eventos parecidos y con el
mismo nombre pero, en el que señalo, estuve yo. Formé parte de la parafernalia
necesaria para que el acto, como se esperaba, luciera grandioso.
Por aquellos años, en uno de los muelles que bordean la
ciudad de Vigo, estaba atracado el crucero “Navarra”, ya desarbolado, sin
cañones, ni lanzatorpedos, ni nada que estorbara el libre paso por cubierta.
Los sollados, además de dormitorios, los habían convertido en aulas. En fin, el
crucero Navarra era una escuela para marineros de la Armada en las
especialidades de electricidad y radiotelegrafía que, en espera del desguace
prestaba su último servicio a la marina.
La feria del mar de la que vengo hablando contó con un
desfile de barcos pesqueros a todo lo largo de la ría, con intención de rendir
honores al Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, quien, desde el puente del
crucero “Navarra”, saludaría militarmente a todos y cada uno de los pesqueros
que pasaran, mientras estos dejarían oír sus sirenas en honor a tan importante
personaje.
Desconozco si la “Feria del Mar” incluía, además del desfile
de barcos, cualquier otro evento, acto o ceremonia; aunque considero que el
desfile marinero sería en aquel día lo más importante. Allí hubo una
movilización de cientos de embarcaciones y quizás miles de pescadores, amén de
la multitud que se aglomeraba a la orilla del mar desde Bouzas hasta muy
adentro de la ría … Regreso a nuestro barco, el “Navarra”: Por aquellos tiempos
la electrónica estaba en pañales y el mentado crucero, que posiblemente intervino
en la guerra de Cuba, sólo contaba con un aparato a modo de gramófono que conectaba
con unos altavoces colocados en diversos lugares del barco. El micrófono estaba
en el puente. De allí salían las voces: “¡A formar!”; “¡Cabo guardia,
preséntese inmediatamente en la oficina del comandante!”, etc., etc. Cuando se
izaba o bajaba la bandera (amaneceres y atardeceres), un marinero se encargaba
de colocar el disco del himno nacional en la base circular y el aparato, los
cables y los altavoces desparramaban la música por el barco y aun más allá.
Por aquel tiempo el encargado de aquel gramófono (o como se
llame) era yo. Un puesto no muy honroso
que digamos y que, por supuesto, no aportaba una sola peseta a mi bolsillo,
harto flaco y desnutrido pero aquel cuarto solo para mí ofrecía ocasiones y
tiempo para fajarme con la especialidad que estaba estudiando y leer, sin que
nadie me incomodara, una que otra novelita romántica que compraba en un kiosco
de la calle del Príncipe …Voy al cuento.
Serían las once de la mañana: La marinería del “Navarra”
cubría candeleros en los dos costados del barco, babor y estribor. Algunos
personajes (supongo que ministros o algo así) ocupaban parte del puente de
mando, mezclados con uniformados casi todos de azul. Fuera del barco, al lado
de la pasarela, el capitán de navío y comandante del “Navarra”, Don “No sé cuantos”
(no recuerdo el nombre) y otros
oficiales esperaban la llegada del Caudillo y de su séquito.
Esperaba yo también desde mi cubículo, a través del ojo de
buey a que el oficial de guardia diera tres timbrazos (era la señal) para poner
en marcha la gramola, el gramófono, la “rokola” o como se llamara aquella cosa.
Ya el disco estaba colocado en su lugar y bastaba mover una palanquita para que
empezara a girar y todos los altavoces del barco lanzarían al espacio las
gloriosas notas del himno nacional.
Es conveniente aclarar algunas cosas, porque, de otra manera,
no se entenderá bien lo que quiero decir en este escrito: El cubículo o pequeño
camarote donde se habían colocado los aparatos de sonido de los que yo estaba a
cargo quedaba a un metro, poco más o menos, de la borda y como esta sobresalía
medio metro del muelle, la pasarela por la que caminarían los visitantes
quedaba toda ella a la vista de quienes, como yo, se encontraban abajo.
De pronto, sonó una corneta tocando “¡atención!” Luego la
nota corta del “¡ya!”... “¡Firme todo el mundo!”, militares y civiles, aunque
estos con menos marcialidad. Yo, pegado al aparato, esperaba. Por fin el “¡pi-pi-pi!”,
muevo la palanca, el disco comienza a girar y, ¡oh Dios!, allá fuera se oye
glorioso y salvador, el himno. Respiré fuerte tratando de tranquilizarme. Me
fui acercando al ventanillo y… miré: Allí, a unos cuatro o cinco metros de
donde yo estaba, vi al Caudillo de España que cruzaba la pasarela y entraba en
el barco. Unos pasos más atrás Doña Carmen Polo de Franco, más alta que su
esposo, pasó también. Luego, (el “luego” es el que me lleva a escribir toda
esta cantidad de pendejadas) pasó Carmencita. Pasó Carmencita Franco Polo, hija
única de Francisco Franco.
Yo vi cuando Carmencita pasó un poco más allá y más arriba
de mi cabeza: Vestido blanco y con falda ancha hasta la rodilla. Pasó la
Carmencita de los hermosos quince o dieciséis años, ¡no sé! . De pronto uno de
esos soplos o “resollos” de viento que tanto se dan en Galicia, cruzó la
pasarela y levantó la falda de Carmencita, dejando todo su hermoso piernero a
la vista de los Silvas maleducados que no saben cerrar los ojos cuando deben.
¡Dios mío! : Blancas y regordetas, ¡hermosas!, ¡divinas! y, como diría
cualquier pendejo, “las piernas que me recomendó el médico”.
La niña, avergonzadísima, se bajó la falda procurando cubrir
las desnudeces y chillando un poco, por cierto. El marino que caminaba tras
ella no hizo ni un gesto, ni un movimiento para ayudarla. En aquellos tiempos
uno no estaba claro de cómo se batía el cobre en las alturas.
Después que Carmencita entró en el barco, yo seguí con las
narices pegadas al ventanillo… “¡Carajo! “ Pensé: “Qué estoy haciendo?” Si
alguien me ve aquí, sabrá que miré lo que no debía”. Me aparté del mirador y me
senté, recordando las piernas de Carmencita. Carmencita Franco, luego marquesa
de Villaverde, jamás pensó, supuso o soñó que un galleguiño de la costa, la vio
en pantaletas. A veces los milagros se dan, y yo estuve siempre metido en donde
se hacen los milagros… Demasiadas veces y no siempre gratas.

(Wikipedia)
sábado, 8 de septiembre de 2012
martes, 28 de agosto de 2012
jueves, 17 de mayo de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
bem invitados: de Chao de Vilalba e de man negra

bem invitados: de Chao de Vilalba e de man negra: Ramón Chao Rego - Periodista y escritor en A Coruña - foto: Juan Valera "Francia está peor que España" "Siempre digo que Mano Neg...
martes, 20 de marzo de 2012
viernes, 2 de marzo de 2012
Leopoldo CARTUJO:
LOS SILENCIOS DEL “MATACURAS”.

No me lo han contado, lo he visto con mis propios ojos, que a no mucho
tardar serán devorados por esta misma tierra, lo he visto -repito- al tierno, al melifluo, al
maravilloso, al sublime editorialista de Globovisión Leopoldo Castillo, al
borde de las lágrimas, demandando la ficha técnica del postoperatorio de Chávez
en la nación impía. Envíensela, por favor, la Ministra de Sanidad, sin demora,
quien sea, sin intermediación, en persona y muy fraternalmente; porque este
hombre sufre y su tristeza y su inconsolable aflicción, contagiosas, conmueven
a las piedras, y a las lagartijas.
El don de la palabra es prodigioso.
El del publicista Leopoldo crece y se multiplica por los 9 millones (de
votantes) que se han de sumar (y no restar) a Chávez en pos de la tercera
Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela; volando va, desconsolado,
cara a Miranda, en una alfombra de moneda trucada, el Capriles Radonski. Cada
vez que lo pienso me asombro. Hablo de la taumaturgia de quien se dice y
profesa Castillo. Un castillo, por definición, es pura fortaleza; pero, amigos,
¡cuidado!, que no hay enemigo pequeño: Una sola palabra ha derrotado ejércitos.
Retomo la “palabra”, porque,
siendo moneda de cambio, tiene como dos caras: El Significado, que
remite al concepto o imagen mental, y el Significante, de
naturaleza sonora y acústica, que nos lo despierta o aviva. La vinculación
“arbitraria” entre el uno y el otro produce el milagro en todos y en cada uno
de los hablantes de las diversas lenguas. A Leopoldo Castillo, para ejercer de
oráculo, le llega, y le sobra, la lengua castellana. Él, sin consultar a
Saussure, domina, de pe a pa, por activa y por pasiva, las funciones y
potencialidades del lenguaje, de la lengua, del habla y del ideolecto, y en
todas destaca: Cuando establece ese inmenso monólogo, que es cuerda de
catecismos, no sólo se expresa (faltaría más),
pues, con maestría sapiencial, también apela al otro, toca las teclas
referencial y metalingüística, y, ¡atención!, no se olvida de la fática y de la
poética, en la que sobresale.
Mirándole de frente, el Globovionario, parapetado detrás de sus gafas de tortuga y emboscado en una máscara de búho, diríase que nos va a revelar los misterios del alma o a servirnos una pócima para combatir un catarro nasal; pero no, él incide con gran delicadeza en lo más hondo de la naturaleza humana, y, a la par, nos endilga un rosario de setenta misterios. Sin embargo, lo suyo, su originalidad manifiesta reside en los silencios. Se calla y parece que suspendiera el tiempo. Emprende otro párrafo pleno de ceremonia, de circunloquios, de modulaciones propias del alacrán virtuoso y te adormece en la bondad absoluta. Parece que haber quemado todo su combustible. Jamás, en modo alguno. Aunque las palabras las haya arrastrado, una a una, por el plató, como se arrastra, contra su voluntad, un perro con patines, el Matacuras te llega, sin embargo, verdaderamente a las entrañas con sus silencios profundos, nunca bien ponderados. Aquí y ahora, como lo acuña el dicho (“a maitines”, "ad laudes", o “ad vesperas”), el orate de la telebasura hace oración mental (reza por sí y para el género humano), se bate el cobre con la ceja derecha y experimenta sudores de un parto de sombra en el espejo. Gracias a su preclara elocuencia de manso pugilista, los demás boxeadores sonados no se mueren de envidia. No es pequeño detalle.
Mirándole de frente, el Globovionario, parapetado detrás de sus gafas de tortuga y emboscado en una máscara de búho, diríase que nos va a revelar los misterios del alma o a servirnos una pócima para combatir un catarro nasal; pero no, él incide con gran delicadeza en lo más hondo de la naturaleza humana, y, a la par, nos endilga un rosario de setenta misterios. Sin embargo, lo suyo, su originalidad manifiesta reside en los silencios. Se calla y parece que suspendiera el tiempo. Emprende otro párrafo pleno de ceremonia, de circunloquios, de modulaciones propias del alacrán virtuoso y te adormece en la bondad absoluta. Parece que haber quemado todo su combustible. Jamás, en modo alguno. Aunque las palabras las haya arrastrado, una a una, por el plató, como se arrastra, contra su voluntad, un perro con patines, el Matacuras te llega, sin embargo, verdaderamente a las entrañas con sus silencios profundos, nunca bien ponderados. Aquí y ahora, como lo acuña el dicho (“a maitines”, "ad laudes", o “ad vesperas”), el orate de la telebasura hace oración mental (reza por sí y para el género humano), se bate el cobre con la ceja derecha y experimenta sudores de un parto de sombra en el espejo. Gracias a su preclara elocuencia de manso pugilista, los demás boxeadores sonados no se mueren de envidia. No es pequeño detalle.

Leopoldo Castillo, el “Matacuras” -para entendernos- se sacude el baldón (a todas luces injusto) de asesino arrastrado y, digan lo que se digan, cuando hace
de cartujo, cobra fama de mártir.

¡Qué buena compañía!
(Rioderradeiro)
jueves, 1 de marzo de 2012
miércoles, 29 de febrero de 2012
bem invitados: de Manuel da Roura, de 2001 á vista está
bem invitados: de Manuel da Roura, de 2001 á vista está: Carta personal de Manuel da Roura, Venezuela, 12-08-2.001 Amigo Bem: Quedó poco espacio para ti. Aunque se trató, ahí en Santiago, ...
jueves, 26 de enero de 2012
miércoles, 25 de enero de 2012
Fallece CARLOS ESCARRÁ (Procurador General de la República de Venezuela)

"Carlos Escarrá falleció a causa de un infarto este miércoles en su residencia /
Desde 2011 se desempeñaba como Procurador General de la República / El
anuncio lo realizó el ministro Tareck El Aissamí
El Procurador General de la República Bolivariana de Venezuela, Carlos
Escarrá, sufrió, este martes, una afección cardiaca, que provocó su
fallecimiento.
Así lo informó en contacto telefónico con Venezolana de Televisión, el
ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El
Aissamí.
“La desaparición física de Escarrá enluta al pueblo de Venezuela”, manifestó.
Carlos Escarrá Malavé se desempeñaba desde 2011 como Procurador General
de la República, designado por el presidente Hugo Chávez, a través de una
carta enviada a la Asamblea Nacional.
Durante su trayectoria como abogado fue miembro de la Comisión
Presidencial, promotor de los Consejos Comunales, miembro para la Reforma
Constitucional, viceprocurador General de la República en 1999, magistrado
del Tribunal Supremo de Justicia, docente en distintas cátedras de Derecho de
la UCAB y UCV, profesor asociado del escalafón del personal docente y de
investigación de la UCAB por 33 años, entre otros.
El gobernador de Aragua, Rafael Isea, publicó en la red social Twitter:
"nuestro profundo pesar por el fallecimiento del Camarada Carlos Escarrá! El
pésame a su familia y al PSUV! Hasta siempre, Carlos!".
lunes, 16 de enero de 2012
Leopoldo Castillo (¿MATACURAS?): "Operación Centauro"

Los crímenes fueron perpetrados por el brazo armado del partido fascista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) de ese país centroamericano, fundado en 1985 por Roberto D´Aubuison, a quien se les comprobó haber sido el autor intelectual del asesinato de monseñor Arnulfo Romero Arias, ejecutado de un tiro en la frente cuando oficiaba misa en la catedral de San Salvador.
En el mismo renglón criminal están otros los repugnantes y viles asesinatos de seis sacerdotes jesuitas conocidos con los nombre de Ignacio Ellacuría, Armando López, Juan Ramón Moreno, Ignacio Martín- Baró, Segundo Montes y Joaquín López, quienes se desempeñaban como profesores de la Universidad Centroamericana (UCA), acusados de pertenecer a la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FLMN).
En el mismo renglón criminal están otros los repugnantes y viles asesinatos de seis sacerdotes jesuitas conocidos con los nombre de Ignacio Ellacuría, Armando López, Juan Ramón Moreno, Ignacio Martín- Baró, Segundo Montes y Joaquín López, quienes se desempeñaban como profesores de la Universidad Centroamericana (UCA), acusados de pertenecer a la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FLMN).
La Operación Centauro fue un ambiente de terror desatado por un grupo de coroneles concentrados en el conocido “Escuadrón Tandona”, responsables de haber colocado bombas en las sedes de madres y viudas de guerrilleros caídos en combate y de la Federación de Sindicatos, ocasionando la muerte de varias mujeres y de diez líderes sindicales.
Operaban con grupos de hombres armados de fusiles y pistolas y en la madrugada del 16 de noviembre de 1989 irrumpieron violentamente en la UCA, obligando a los seis jesuitas a levantarse de sus camas, conduciéndolos hacia un pequeño patio donde fueron puestos boca abajo en la tierra, y procedieron macabramente a dispararles uno a uno balas explosivas en la cabeza. Al marcharse, descargaron sus armas en la imagen de Cristo en la Cruz, que estaba a la entrada de la universidad.
Aquí entra la participación del señor Leopoldo Castillo, autonombrado El Ciudadano. Días antes al 16 de noviembre de 1989, un ex capitán de la entonces Venezolana Internacional de Aviación (VIASA), estando al servicio del Ministerio del Interior del gobierno de Luis Herrera Campins, fue citado por el director de la policía secreta –DISIP-, Remberto Uzcátegui. El objetivo fue recomendarle una “peligrosa misión”, según sus palabras, a cambio de una gigantesca suma de dinero.
El plan se activo. El 18 de noviembre de 1989 despegó desde La Carlota (aeropuerto caraqueño) un avión, conducido por ese piloto, iban con él, cuatro comandos que se identificaron como agentes de la DISIP y quienes introdujeron en la aeronave tres bultos. Al requerirles el capitán de qué se trataba, le comunicaron, luego de comprometerlo a guardar silencio, que uno de los sacos contenía seis millones de dólares y los otros dos, cinco fusiles y muchos proyectiles explosivos.
Después de despegar el avión hace un toque técnico en Costa Rica, (Centroamérica) donde los agentes fueron presentados como personal de la Embajada de Venezuela en El Salvador.
El viaje prosigue y aterrizan en una pista de un cuartel próximo a la capital salvadoreña. Inmediatamente se presentaron dos vehículos portando en la parte delantera entre las luces y los dos guardafangos banderas de Venezuela, en estos vehículos montaron los bultos.
El viaje prosigue y aterrizan en una pista de un cuartel próximo a la capital salvadoreña. Inmediatamente se presentaron dos vehículos portando en la parte delantera entre las luces y los dos guardafangos banderas de Venezuela, en estos vehículos montaron los bultos.
Al partir, fueron interrumpidos por un oficial que montaba guardia en la reja de prevención, y quien reclamó requisar los vehículos, pero los tripulantes se movieron rápidamente y consiguieron una orden del general jefe del cuartel, y el guardia tuvo que desistir en su intento.
Al llegar a la sede de la Embajada el escenario era lúgubre, las entradas estaban protegidas por una valla y sacos de cemento, inmediatamente los bultos fueron recibidos por el embajador de entonces, el Sr. Leopoldo Castillo, quien al tiempo seria conocido en el país centroamericano con el remoquete de “Matacura”.
Según investigaciones del mismo Senado estadounidense el 31 de enero de 1990, señalaron que la Operación Centauro implicaba a agentes cubanos residentes en Miami y al embajador de Venezuela, en El Salvador, Leopoldo Castillo, de quien se dice ya había trabajado en la fuente de los servicios de inteligencia que no tardaron en identificar a los seis jesuitas asesinados.
Esto, forma parte de la investigación que realizaba el Senado estadounidense respecto a la nominación de Roger Noriega cuando su nombre fue propuesto para la Subsecretaría de Estado para América Latina.
Noriega estaba conectado con Elliot Abrahams, John Negroponte, Roger Maurer y Oliver Norh, muy conocidos por sus injerencias en los asuntos internos de los países latinoamericanos y sus siniestros planes, como la “Operación Centauro”, con asesinatos y actividades criminales y Leopoldo Castillo formaba parte del servicio de inteligencia de este grupo.
Noriega estaba conectado con Elliot Abrahams, John Negroponte, Roger Maurer y Oliver Norh, muy conocidos por sus injerencias en los asuntos internos de los países latinoamericanos y sus siniestros planes, como la “Operación Centauro”, con asesinatos y actividades criminales y Leopoldo Castillo formaba parte del servicio de inteligencia de este grupo.
A esto se dedicaba el señor Leopoldo Castillo quien aún no ha perdido sus cualidades de soplón y homicida. En estos momentos cuando la digna cónsul de Venezuela en Miami es deportada por una vulgar sinfonía de acusaciones, todos nosotros nos preguntamos ¿Dónde estaba el departamento de Estado norteamericano cuando sucedían todas estas acciones?
Leopoldo Castillo que le gusta andar de viaje por EUA reunido con unos cuestionados personajillos no es detenido, pues cuenta en su haber como parte de la nomina de la CIA y este conspirador en el moderador de uno de los programas más palangristas de la comunicación venezolana.
www.aporrea.org
domingo, 8 de enero de 2012
SE FUERON TODOS
Se marchan los míos,
todos se marcharon,
desde no sé dónde
para no sé cuando:
Se fue José Vigo
hacia el camposanto,
recitando versos
y entonando cantos.
Anda Luciano
rumiando vocablos,
por el cielo arriba,
por el cielo abajo.
Y entre las estrellas,
Agustín, sentado,
tiene un libro gordo
debajo del brazo.
Porque me encontré
enfermo y cansado,
me dieron patadas
San Pedro y San Pablo.
Desde no sé dónde,
no recuerdo cuándo,
se acercó una santa,
se puso a mi lado
y, llena de rabia,
enfrentó a los santos:
-“¡Dejen al viejito
en su carapacho!
¿No ven que está enfermo?,
¿No ven que está malo?,
¿No ven que se muere?.
No lo ven, ¡carajo!”.
Por cuanto la santa
me había apoyado,
con todas mis fuerzas
le pegué un sopapo,
primero a San Pedro
y luego a San Pablo.
Fue tánto el coraje
que puse en mi brazo,
que los dos cayeron
de la Luna abajo
y, si no murieron,
se medio mataron.
Ahora ya saben
y tengan cuidado:
al que me jorungue,
aunque sea santo,
le pego una hostia
que lo desbarato.
Manuel da Roura
Caracas
Enero, 2012
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