lunes, 29 de junio de 2009

Golpe de Estado en HONDURAS.



"...he sido víctima de un secuestro por parte de militares hondureños (...) Me engañó la élite del ejército."

En las democracias, comme il faut, tuteladas, de cuando en cuando, suceden estas cosas.

No aprenderemos nunca: La osadía se paga, amigo. Los militares, ahí donde los ves, tan modositos, tan enfilados, tan cuadrados, tan jerárquicos ellos por derecho divino, en donde tienen baza y vara, son unos puntillosos legalistas de padre y muy señor mío. Oye, y se saben la Constitución al dedillo.

Pero ¡Zelaya!, hombre de Dios, para hacer ciertas cosas, hay que pedir permiso al sabio administrador de la espingarda.

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http://www.youtube.com/watch?v=W8utI0AMS3c
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sábado, 20 de junio de 2009

Para no morirse de rabia,

Latinoamérica tiene que unirse.

Manuel da Roura

En el año de 1920, se funda la Sociedad de Naciones, con sede en Ginebra. Thomas W. Wilson, por aquel entonces presidente de los Estados Unidos, fue el de la idea, aunque a última hora se negó a entrar en la dichosa sociedad; porque, al parecer, no cubría las expectativas norteamericanas: Un país, un voto.

En 1997, el protocolo de Kyoto fija para los países altamente industrializados objetivos de reducción de emisiones de gases efecto invernadero. Los Estados Unidos, pretextando que su industria quedaría sumamente afectada, tampoco lo firma y mucho menos lo cumple.

En 1945, para suceder a la Sociedad de Naciones, recién finalizada la Segunda Guerra Mundial, se crea la Organización de Naciones Unidas en la que los países vencedores ocupan los escaños permanentes y con derecho a veto en el Consejo de Seguridad. La Asamblea General se reunía una o dos veces al año para dar un repaso a lo hecho y a lo por hacer. En fin, para decir banalidades y aprobar siempre lo que los altos dirigentes decían o hacían. En esta organización, sociedad o como quiera que se llame, los Estados Unidos se encontraron siempre a gusto: En realidad, Norteamérica ha sido el único país que ganó la guerra, tanto en el combate propiamente dicho como en el campo económico. De una u otra manera el resto del mundo, vencedor o vencido, terminó siendo su deudor y, como bien se sabe, el acreedor es el que manda e impone condiciones. De aquí que, de manera sutil primero y luego de forma clara y descarada, los norteamericanos o, mejor dicho, las oligarquías y las transnacionales yanquis, con respaldo firme de su pueblo, se han venido apropiando de las riquezas del Mundo, bien de manera directa, bien con la colaboración de mercenarios autóctonos, bien por temor a un ataque salvaje e inmisericorde con bombas nucleares para el que no hay defensa posible o, en todo caso, acudiendo a la represalia económica, de cuyo manejo Norteamérica tiene muchas horas de vuelo.

La Sociedad de Naciones de 1920, en su articulado constitucional, prohibía toda injerencia o abuso del fuerte sobre el débil y, sobre todo, la intervención armada y la represión económica. El protocolo de Kyoto, a efecto de los intereses oligárquicos del país más contaminante del mundo, no podía ser aceptado, porque la reglamentación prohibitiva tocaba de lleno los intereses de los industriales gringos, columna vertebral de la economía del país.

Se hacían necesarias, pues, organizaciones corruptas y venales en los demás países. Grupos acomodaticios y dóciles que, mansamente, aceptaran sin refunfuño alguno el robo descarado. También se necesitaban maquinarias bien engrasadas para confundir a los pueblos explotados haciéndoles creer que su país carece de la capacidad necesaria para crear riqueza: “traemos bienestar modernidad y civilización en beneficio de estos pueblos atrasados y dejados a la mano de Dios”, pensaban y decían.

Luego, se revitalizó, o revitalizaron, la palabreja “democracia” y en nombre de ese concepto que todavía hoy nadie entiende, pero que todos repiten, nos exprimieron hasta vernos el hueso y, cuando nos abandonaron porque ya no queda más que robar, siguen vigilándonos de lejos para que no chillemos con excesiva estridencia la verdad de nuestra miseria. No alertemos a nuestros compañeros de desgracia, ¡cállense!. No hagamos problemas... Dígalo Haití, el África Ecuatorial y algunos otros países salpicados en el mapa.

¿Qué es la OEA?, ¿para qué sirve?, ¿quién la inventó?, ¿qué objetivos tiene? La Organización de Estados Americanos, fundada en 1948, en el subtítulo, reza lo siguiente: “Organización intergubernamental para solucionar los problemas comunes al conjunto de los Estados del continente americano”.

Lo que en la ONU es dominio fuerte pero relativo de los Estados Unidos en un mundo no absolutamente uniforme y cohesionado, en la OEA las fisuras son pocas y reducidas, y el poder norteamericano se convierte en tiranía monda y lironda. El país imperial ejerce su oficio sin cortapisas y sin grandes preocupaciones... ¡Por ahora!

Con el pretexto de que el continente americano es una unidad geográfica, se ha inventado la conseja a favor del país imperio y que la América es una sola y, por lo tanto, inviolable e intocable para el resto del mundo. Ahí solamente puede haber un violador y... ejerce. ¡Vaya si ejerce!

En sesenta y un años de funcionamiento de la OEA y habiendo visto pasar por su presidencia una buena cantidad de políticos latinoamericanos, aún no hemos encontrado uno ¡sólo uno! que tuviera la dignidad y la entereza para estallar en el momento preciso, y, cuando la ofensa, el agravio o el desprecio se evidenciaran claramente, se hubiera atrevido a rechazarlos de manera franca, sin temor y, en última instancia levantarse de la silla y gritarles: ¡Ahí les queda su mierda!

Eso, sólo eso. Pienso que a Arbenz en el norte, como a Allende en el Sur, pasando por una buena cantidad de mártires en la América morena se les hubiera reivindicado.

Cuando los Estados Unidos inventa o crea una serie de delitos, la mayor parte de ellos fútiles y grotescos, como la ayuda al narcotráfico o a la guerrilla por parte de gobiernos latinoamericanos, ahí está la OEA avalando y condenando a quienes Norteamérica señale. La ingerencia en nuestros países por parte de embajadores y funcionarios norteños es una constante y ello se ha convertido en ley. O sea que sin que ningún artículo de la Organización contemple primacía alguna de cualquiera de los países asociados, el mando y ordeno de los Estados Unidos es un hecho corriente y aceptado. Y uno podría digerir el bestial pero sincero “hago esto porque me conviene o porque me da la gana”, pero lo que encorajina y asquea es la hipocresía sirviendo de envoltorio a una cochinada.

Hasta ahora, el “divide y vencerás” de Maquiavelo le ha venido produciendo jugosos resultados al imperio del Norte: Poner a pelear país contra país, acudiendo siempre a motivos nimios y mentirosos, lo coloca en posición perfecta para convertirse en árbitro y juez del innecesario enfrentamiento: Desgraciadamente y durante muchos años, hemos venido cayendo con harta frecuencia en la misma trampa: Pueblos que por su raza, sus costumbres y su manera de vida han debido estar históricamente unidos en un solo abrazo y en una sola ilusión se han venido enfrentando con harta frecuencia, atendiendo el perverso azuzamiento de una voluntad extraña e interesada en vernos separados y enemistados.

Aún hoy, la vieja Unión Soviética está pagando su incomprensible ingenuidad al considerar que Estados Unidos era un interlocutor válido y fiable. El señor Gorbachov, con su trasnochada perestroika, entregó prácticamente la URSS a la voracidad norteamericana y en vez de enseñar su músculo, ¡que lo tenía!, se acojonó y, como cualquier polítiquero de tres al cuarto, entregó su país en manos del imperio, de manera cobardona e infame. La reciente aventura de la Georgia ex rusa en Osetia indica claramente que la política ingerencista de Norteamérica es una constante y, lo que hizo en América Latina y como lo hizo, es el reflejo de lo que siempre ha venido haciendo.

Por lo tanto, tenemos que aceptar que Maquiavelo ha sido un genio, un vidente o las dos cosas.

Doy por seguro que si el muro que los Estados Unidos construyeron en la frontera mexicana no permitiese el pase ni de acá para allá ni de allá para acá y nos separáramos totalmente sin que un solo yanqui viviera al sur del Río Bravo, ni ningún latino al norte, y no hubiera comunicación de ninguna clase, ni comercial, ni cultural, ni amistosa, ni arrecha, estoy seguro que en menos de diez años Latinoamérica viviría como Dios. Y nos sobraría comida, cultura, diversión y salud. ¡Hagamos la prueba! Porque país donde entra esa gente del Norte es país esquilmado, empobrecido y miserable. Repito lo dicho anteriormente: ¡Dígalo Haití!

Posiblemente esta crisis que ellos han propiciado con su voracidad pueda servir a todos estos países para intentar vivir de manera más humana y no morirse de rabia y desesperación buscando dólares que nunca encuentran

jueves, 18 de junio de 2009

con la LENGUA arrastro


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¿ Por qué no se callan ?



E mira que xa mo advertiron de neno: ¡ NO HABLES MAL GUANCIÑO !
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Pois tés razón: Estanos bem, por non sabermos correxir a tempo.
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Si, moito mellor ficar calados como facía Pepiño de Xesto.
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Publicado por Bemsalgado


---------- COMENTARIO -----------

Españoles todos, TODOS ESPAÑOLES:

¿Que hasta dónde estamos dispuestos a llegar?.

¿Que quién podrá frenarnos?.

Vean: http://www.bemsalgado-voubou.blogspot.com/

Esto pasa en Galiza.

¿En Catalunya no pasará?. ¿Y en Euskadi tampoco?.
¡Atentos!

( Son LENGUAS LARGAS. Insaciables, necesitan alargarla aún más. Comiéndose lenguas. Son unos deslenguados. )

Traducido ao catalá para publicar no "Diari Avui" en columnas de Opinió:

Espanyols tots, TOTS ESPANYOLS:
Que fins a on estem disposats a arribar?.
Que qui podrà frenar-nos?.

Vegin: http://www.bemsalgado-voubou.blogspot.com/

Esto passa en Galiza.
En Catalunya no passarà?. I a Euskadi tampoc?. Atents.
( Són LLENGÜES LLARGUES. Insaciables, necessiten allargar-la encara més. Comiendose llengües. Són uns deslenguados. )

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sábado, 6 de junio de 2009

Modus operandi liberador

Manuel da Roura.
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La importancia de tener clase.

Durante una de las tantas marchas de la oposición que, como diría Cantinflas, cada vez están mas desnutridas, una señora de mediana edad, enfrentándose a la reportera de VTV, comenzó a gritar como un energúmeno, gesticulando, manoseando y, casi diríamos, descoyuntándose. Evidentemente, la señora estaba furiosa.

Era ella, pues, una de las tantas personas enfebrecidas que religiosamente acuden a estas marchas que, un día sí y otro también, se producen en Caracas para protestar por cualquier cosa que se les ocurra a sus dirigentes que, al parecer, no tienen oficio ni nada que hacer.

A estos actos que, por lo constantes y repetidos, resultan molestos y cansadores incluso para la persona más paciente del mundo, nunca les falta el adepto o la adepta que por fanatismo o por cualquier otro motivo más razonable pero menos honesto, van a estas marchas aportando su banderita, su cartelito, su aplauso y, por supuesto, sus consignas a grito pelado.

Regresando a la señora del cuento: Además de los chillidos y los manoseos exagerados, nos sorprendió sobremanera que las únicas palabras que repetía sin descanso y como provocación a la reportera, aparentemente no tenían sentido y, sin embargo, me fui dando cuenta de que sí lo tenían, y ¡mucho!: “¡Nosotros tenemos clase!”, vociferaba una y mil veces, frente a la cámara... ¡Claro!, ahí está el padre de la criatura. Ahí, en esas palabras “tener clase” se condensa el causa causarum de todas las aspiraciones y de todos los resentimientos de las clases medias bajas con escasa preparación y ambiciones incontrolables.

No confundamos las palabras “tener clase” con la pertenencia a uno u otro de los estamentos sociales o políticos que por sus características e intereses comunes se estructuran en grupos homogéneos. Tener clase es un modo personal de ser, actuar y relacionarse que podríamos equiparar con lo que suele llamarse don de gentes. Ser o pertenecer a una clase no necesariamente hace al hombre mejor o peor, si no que lo encuadra en una determinada clasificación social. Nada más. Tener clase es una cualidad esencialmente personal, propia, consustancial. No se compra en la bodega ni en los más lujosos e importantes negocios de ropa o cosméticos.

De aquí la rabiosa equivocación de la señora que gritaba a los cuatro vientos: “Nosotros tenemos clase”, cuando, en realidad, lo que quería decir era “nosotros tenemos dinero”. Confundía la bondad y la nobleza con la chequera del marido.
La mujer con clase, que yo entiendo, no se desencaja, no gesticula, no manosea, no grita, no se retuerce. La mujer con clase, no necesariamente rica, es sobria en el hablar, sabe comunicarse sin usar todo el cuerpo, no ofende, ni proclama a viva voz sus méritos ciertos o deseados. La clase, sí se auto-proclama, no es clase. Es un mal remedo, una caricatura. Es la anti-clase, es la miseria moral al aire libre.

¡Pobre señora que necesita convencer y auto-convencerse de que tiene clase!. “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, sabias palabras de un refrán castellano.

En realidad, estas mujeres, que vemos a menudo desmelenándose y gritando en las marchas y las marchitas, sufren de un complejo de inferioridad que necesita ser superado a base de gritos desaforados, retos y descalificaciones hacia “la otra”, la pobre, la necesitada, la pata en el suelo, la mujer de pueblo, la trabajadora. Porque, allá en el fondo, sabe que ha venido siendo superada en todo: En inteligencia, en prestancia y, lo que más le duele, en preparación y cultura.

Veamos en una entrevista televisiva o radial a cualquiera de nuestras mujeres de pueblo y veremos que tanto delante de un micrófono como en una asamblea o en cualquier reunión política o de vecindad, se explica claramente, expone ideas a veces luminosas y siempre sensatas. Veámoslas y oigámoslas sin prevenciones ni animadversión y comprobaremos un fenómeno que hace algunos años se está produciendo en esta Venezuela de Dios: Nuestro pueblo trabajador, mujeres y hombres, se está culturalizando a marchas forzadas y formándose una idea clara y real de su posición, de sus necesidades y de quienes son sus enemigos tanto históricos como actuales, por mucha clase que tengan.

Señoras gritonas con clase: Ya la cachifa se les ha vuelto respondona y la conserje arruga el ceño cuando ustedes le pisan el suelo que ella está limpiando.
Ya la sumisión absoluta al que paga se está desmoronando. Esperemos que se caiga de una vez. Dignifiquemos a las conserjes y a las cachifas.

Hace unos meses, el alcalde Oscariz convocó a una reunión de escuálidos en una zona del este caraqueño. A mí me tocó acompañar a mi cuñada, quien difícilmente tiene rival en escualidez teórica y práctica. Como el asunto era sólo para mujeres y personalmente no me interesaba, me senté en un lugar apartado, dispuesto a oír y a callar. De pronto, se levanta una señora, que no voy a describir por no extenderme demasiado, y pide hablar: esto fue, palabra más, palabra menos lo que dijo:-“Señor alcalde, por la calle del frente de mi casa pasan constantemente unos autobuses destartalados que van hacia el barrio de más arriba. Pasan siempre llenos de gente sucia, de malandros y malvivientes que se quedan mirando para el frente de mi vivienda como con envidia y, aun, algunas veces, cuando estoy en la puerta con mis niñas, nos hacen guiños obscenos. Señor alcalde, toda esa gente que diariamente pasa por allí envidia nuestro modus vivendi, nuestro confort y nuestra vivienda que le costó a papá un ojo de la cara y temo que en cualquier momento nos asalten, nos roben y nos hagan daño. Por lo tanto, señor Oscariz, le pido encarecidamente que mande colocar una reja en el extremo de la calle para que esa gente no pueda pasar y nos dejen vivir tranquilos”. ¡Dijo!... Y se sentó. Las contertulias aplaudieron a rabiar y la exponente no pudo disimular una sonrisa de satisfacción.

A la señora de mi cuento, típica exponente de la clase media superficial y deshumanizada, no le pasó por la cabeza ni por un momento el problema que podía crearle a unos cientos o miles de personas si se les cerraba la calle que daba acceso a sus viviendas allá en el cerro: “Esa canalla no existe y si existe, ¡que se muera!”.

Algún día, la señora se encontrará con que, para enfrentar su modus vivendi, toda aquella gente sucia y maloliente montará un modus operandi fuerte y liberador.

lunes, 1 de junio de 2009

Vargas El Retador


"...Ante el fracaso del evento de CEDICE por la oportuna denuncia que realizó el PSUV, Vargas Llosa tergiversa unas declaraciones del presidente Chávez, para retarlo a un debate político en igualdad de condiciones, cuando realmente el presidente Chavez ofreció el espacio de su programa televisivo Aló Presidente, para que los intelectuales invitados por CEDICE debatieran con los invitados de izquierda que defienden la revolución..."

Con esta ceremonia intelectual de humildad, el escritor apátrida, candidato (tiempo ha fracasado) a la Jefatura del Estado de Perú, vuelve sobre sus pasos para debatir, con el mayor entusiasmo, "hic et nunc", con su par, el Presidente de USA, Obama.

Nota Bene:

Sólo falta saber, a ciencia cierta, el detalle de si el Presi moreno acepterá el envite de acceder a su altura.

Putin, Berlusconi, el Chino, Su Santidad el Papa guardan turno en la agenda del creador rebelde de LA CIUDAD Y LOS PERROS.

Vargas El Retador... ¡ Abran paso !