martes, 9 de abril de 2013

Érame yo ...


  Érame yo muy viejo y ordinario
y, como en estos versos se comenta,
en el día de hoy cumplo noventa
y por lo tanto soy nonagenario.

  Yo le pregunto a Dios: ¿Para qué tantos?
Por qué razón me puso en los noventa,
si yo estaba muy bien con mis ochenta
que, de por sí, ¡son ya unos cuantos!

  ¿Por qué, de vuelta, no a los veintitantos,
tiempos de los amores tras la reja?
¿Por qué no me devuelves a la vieja
y a la orilla del mundo nos sentamos?

  Pues en cualquier lugar que nos veamos
no habrá dolor alguno, ni habrá queja...;
porque la ausencia cura cuando estamos
juntos los dos, hilando la madeja.


Manuel da Roura