Por Manuel da Roura.
El
presidente Maduro, hace unos días, regresó del viaje que hizo a tres de los
países del sur de Europa: Portugal, Italia y Francia.
El avión
de nuestro mandatario, en su recorrido, tuvo, necesariamente, que pasar por
cielo español; no había otro camino. Tanto a la ida como a la vuelta, el señor
Maduro, y sólo mirando por el ventanillo, pudo echar un vistazo, una ojeada,
sobre la extremeña Sierra de Guadalupe, las llanuras de la Mancha y el borde
occidental del tranquilo Mediterráneo. Sin embargo, el presidente no pondría
los pies en las tierras que iba viendo. Maduro había sido invitado por los
portugueses, los italianos y los franceses, pero no por los españoles. España
anda en otra onda. España no se junta con todo el mundo. ¡Aún hay clases!.
¿Qué
pasa con los gobiernos españoles?, ¿Por qué no hace convenios con Venezuela,
como los portugueses, que sí los hacen?, ¿Por qué, en esas cosas, España
siempre pone la torta, señor Rajoy?... Aun con gobiernos de derecha, siempre
Portugal le dio, y sigue dando, lecciones de sentido común y pragmatismo bien
entendido a su vecino. No es esta la primera vez que los portugueses señalan
caminos a España y, según van las cosas, tendrá que seguir haciéndolo. El Rajoy,
que vemos y oímos de vez en cuando por televisión, refleja claramente a la
España boba y terca. Calificativos de los que, estoy seguro, no se salva
ninguno de sus gobernantes presentes y pasados.
Señor
Rajoy: Este recién estrenado presidente venezolano, que cruzó el cielo español
para bajarse en otros países, este Nicolás Maduro, presidente de un país que,
además del petróleo, que España no tiene, posee productos y riquezas, suficientes
para surtir a la España empobrecida que usted representa, este presidente
puede, asimismo, comprar producción española, contratar empresas españolas y
pagarles bien. Incluso al chin-chin. ¿Sabe usted qué significa “chin-chin”,
señor Rajoy?. Usted, que acude siempre como pariente pobre a las reuniones con
sus colegas europeos, llevando en el rostro y en la lengua señales de carencias
crónicas. ¿En dónde deja la gallardía y la dignidad hispanas?...Déjese de
criticas necias: de que “al comunismo venezolano hay que ponerle un pare, etc.,
etc.” No sea idiota.
Leo
ahora una noticia reveladora: “Consorcio portugués construirá una autopista en
Venezuela, valor 3000 millones de dólares”. Ve usted, señor Rajoy, como las
visitas del presidente Maduro son provechosas, y usted, miserablemente, dejó
que nuestro avión presidencial pasara sobre Madrid sin siquiera decirle: - “Presidente
Maduro, a la vuelta lo espero en Barajas. Venga, que tenemos que hablar.” Así
de sencillo.
Al
presidente de Venezuela se le invitó a Lisboa, a Roma y a París. Faltó Madrid,
¿por qué? ¿Por qué se puede ser tan estúpido o, en el peor de los casos, por
qué se teme tanto y a quién?.
De todas maneras, España se lo
pierde, no
Venezuela.
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